Artículo realizado por la escritora Anaís Bellido, sobre Bilinguismo.
Cuando Etna me propuso escribir en su blog y sobre bilingüismo pensé "¿Yo?
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Cuando Etna me propuso escribir en su blog y sobre bilingüismo pensé "¿Yo?
Yo sé hablar de
Inter-generacionalidad" pero llegó Etna con su carga de argumentos
"Vamos a ver, Anaís. ¿Que en tu familia no habláis varios idiomas? ¿Que
los idiomas no se trasmiten de generación en generación?" Touché. Y aquí
estoy, hablando de bilingüismo.
En mi libro "Misterio en el
Pinar" los tres niños protagonistas hablan varios idiomas: Gabriel vive
con su madre en París mientras que sus primos Adrián y Laura viven en Frankfurt
con sus padres.
Saben muy bien lo que es pasar de una
lengua a otra, de una cultura a otra, de un país a otro. La realidad que viven
Gabriel, Laura y Adrián es cada vez más común.
Los desplazamientos a otro país por
trabajo, por buscar mejores condiciones de vida siempre han existido. Lo que
diferencia las generaciones actuales de las anteriores es la posibilidad de
contacto, diario si se desea, con lo que se quedaron.
Que haya 100 ó 10.000 km con el lugar de
origen ya no plantea más problema que disponer de una conexión a internet y
calcular las diferencias horarias. Existen las herramientas tecnológicas
necesarias para que miembros de diferentes generaciones se inter-relacionen y,
sobre todo, se vinculen afectivamente.
Las limitaciones de una vinculación que se
queda únicamente en lo virtual porque por motivos económicos o políticos no
puede darse de otro modo es un tema que puede dar para mucho, pero en este
momento, estamos hablando de bilingüismo y en este tema en concreto, aun así,
no se me ocurren más que aspectos positivos.
Porque para mí, transmitir la(s) lengua(s)
familiar(es) es siempre un regalo. Es dar raíces al niño, una vinculación con
su pasado, con su lugar de origen.
No importa que la lengua no tenga muchos
hablantes, o que las posibilidades de volver sean remotas. Si el padre o la
madre deciden transmitir ese legado, creo sinceramente que hay que apoyarlos. Y
sé que es duro.
Cuando eras una mamá con uno o varios hijos
pequeños, intentando lograr que hablan ese idioma que es el tuyo... pero a tu
alrededor nadie lo habla. Te miran raro por la calle, porque eres distinto y
también deseas que tus hijos se integren en la comunidad donde están creciendo.
¡Cuesta mucho!
Las conexiones con cámara han abierto un
mundo nuevo de posibilidades. Ahora se puede desayunar con los abuelos, jugar
al escondite con los primos (sí, os aseguro que se puede. Yo lo he hecho) y
muchas cosas más, que sólo dependen de la imaginación de cada familia.
Por supuesto, el padre o la madre deben
seguir comprometido con la transmisión del idioma.
Debe seguir hablando con sus
hijos cada día, aunque ellos le contesten en la lengua del idioma del lugar de
residencia. Pero cuando llega el fin de semana y se ha planificado una video-llamada
con la familia que queda lejos, esa lengua adquiere una nueva dimensión porque
de repente, se vuelve real para los niños.
Y real, desde el punto de vista infantil,
significa que se vuelve emocionalmente importante porque los vincula con
alguien a quien aman, aunque esa persona esté a miles de kilómetros de
distancia.
Esa es mi experiencia familiar.
¿Y tú, como
ves esto del bilingüismo?
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Con este artículo comienzo una nueva sesión de invitados a mi blog. Este especialmente ha sido realizado por la escritora Anais Bellido.
Anais Bellido es escritora de libros infantiles, madre, hija, sobrina... y una estudiosa en temas de educación. Puedes ver algunos de sus libros en amazon, siendo el primero: Misterio en el Pinar
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