Los niños son como estrellas. Están tan llenos de energía
que inundan todo a su alrededor.
La energía que desprenden abrasa todo lo que les rodea. Dan
calor, alegría, movimiento y nueva vida a todo, pero también arrasan, arrollan
y ponen patas arriba el mundo de sus padres y cuidadores.
Los niños pequeños necesitan tocar, probar, abrir y cerrar,
subir y bajar, saltar, voltearse, abrazar y restregarse, arrastrarse,
desordenar para entender el orden, romper para saber cómo están hechas las
cosas, escuchar y ser escuchados…